Intimidad, grupo, composición: un abordaje a Breve Enciclopedia Sobre la Amistad
ABORDAJE #2
En Paraíso queremos acompañar las obras de la programación con ideas que permitan profundizar los lenguajes artísticos. Por eso inauguramos esta sección de Abordajes, que todos los meses va a acompañar la obra del mes y se suma a los desmontajes y las acciones que llevamos adelante para construir pensamiento sobre las artes escénicas.
Una bicicleta es usada en el aire por una conductora que pedalea acostada, el sonido de las ruedas se amplifica, la imagen se completa con la sombra del rodado que se expande en la pared de la sala. Desde el comienzo de su primera creación, el grupo BESA propone una inversión de la perspectiva y una invitación a gustar de los detalles y del sonido, a pensar la escena como composición.
BESA, como la propia obra explica, es la sigla de su nombre: Breve Enciclopedia Sobre la Amistad. Pero BESA también es el nombre con el que se reconocen un grupo de artistas integrado actualmente por Bianca Vilouta Rando, Casandra Velázquez, Catalina Napolitano, Eva Palottini, Felipe Saade, Maga Clavijo, Max Suen, Mechi Beno Mendizabal, Milagro de Catamarca, Victoria y Tomás Masariche. De diversas procedencias y formaciones, el surgimiento de la comunidad “grupo” supone la aparición de un afecto entre estxs artistas y, con él, de una escena nueva, radiante, actual.
El trabajo de grupo tiene una historia extensa en el campo de la creación escénica. Es una forma muy difundida de hacer teatro en América Latina, de la cual Argentina fue impulsora a partir del Teatro del Pueblo, a principios del siglo XX. En otros países, Brasil por citar un ejemplo vecino, la dinámica colectiva es todavía hoy la más común: el teatro es algo que se hace en grupo(s). Pensando en la ciudad de Buenos Aires, las últimas tres décadas han conocido asociaciones memorables como el grupo El Periférico de Objetos, el Grupo Sanguíneo, La Fronda, el Colectivo Escalada o el Grupo Krapp. La dimensión identitaria, el grupo como plataforma para actuar públicamente, tiene una fuerte inscripción política y, en la creación escénica la mayoría de las veces, democrática. BESA hereda ese linaje de colectivos, que comparte hoy con otras formas de asociación grupales activas como Corina Wilson, la Compañía de Funciones Patrióticas, el Grupo Marea o Piel de Lava. Cada grupo crea sus dinámicas. En la obra BESA, primero Tomás escribió el texto y después el grupo de artistas se dispuso a compartir sus imaginarios y algunas prácticas alrededor del tema de la amistad durante un año. Luego se establecieron relaciones entre esas palabras (una ficción) y las prácticas e imaginarios sensibles desplegados en el proceso de trabajo (una historia común) en una nueva composición: la obra.
El relato textual de BESA inicia justamente con la puesta en común de su proceso, la narración de un ensayo y un ejercicio que informa de su sistema de funcionamiento: seguir al otrx. Al mismo tiempo que se apoya en una realidad supuesta de hechos (los ensayos de la obra a la que ahora asistimos existieron y fueron de tal o cual manera) la pieza ofrenda, a la vez que pone en duda, una verdad y una ficción, además de presentar al director en escena como alguien que pretende explicar las cosas y que, sin querer, acaba siempre por hablar de plata. Los gestos de la obra son discriminados y extendidos en el tiempo en un señalamiento económico (y, claro, político). La obra expone las “cicatrices” de su proceso creativo y humano, la aventura de un grupo y lo que la referencia. Tiempo y espacio, coordenadas base del discurso dramático, son manipuladas y, dicha manipulación expuesta, en forma constante como fruto de una investigación. El grupo parece decir que lo real es una creación y que cuando estamos juntxs nada dura mucho ni nada sobra. Movimientos lentos o espásticos son parte de lo mismo, una disposición momentánea de la materia en el espacio y en el tiempo en un acuerdo amistoso, grácil. Íntimo.
Intimidad: referencias compartidas. Como en la película checoslovaca de cine experimental que referencia el director de BESA en la propia escena, el montaje encuentra su gramática en el collage y la relación y el afecto que surge de las relaciones (una amistad) entre las cosas. El entramado poético de palabras e imágenes genera ecos; se dice “malandrín”, se pone en movimiento una pintura de Edward Hopper, se baila citando fragmentos de la coreografía de una película. Las tradiciones parecen revelarse lejos, en el fondo (el pasado) del accionar de los cuerpos y sus movimientos, sus formas de habla, sus muecas actuales. Las relaciones entre las cosas se enredan en cuentas, dos escenas paralelas funcionan como instrumento que la música de la obra dirige. La luz se mueve y enfoca lo que debemos ver, a la vez que vemos su manipulación. Se acuerdan los roles y se multiplica el lenguaje: se habla inglés, se habla como madres, como jóvenes, se habla el malicioso habla televisivo, el religioso, el didáctico, el de la violencia. En la obra todo es conocido y nuevo, vivaz y compartido, como despertarse cada día.
Grupo: la escena (¡y la amistad!) como investigación. Las cosas no se conocen y se encuentran. Enamorar se busca en el diccionario para saber qué significa. Los personajes, Celso y Celia, son amigxs y juegan (entre ellxs y) con lxs espectadores. La escena parece decir que quien se enamora es valiente, no dimensiona el peligro. El grupo BESA, enamorado de su hacer, absorbe y observa los modos del teatro que conoce e imagina y los opina, los explica y los comenta sin lugar al miedo. En el acontecer de la pieza se mezclan elementos del llamado teatro documental, del teatro físico, del teatro musical, del drama y de la coreografía en un circo blando que palpita comunión y afecto. Lxs intérpretes son “geishas” contemporáneas con cuyas labores entretienen la fiesta o un banquete para sus amigxs, lxs espectadores.
Composición. El grupo BESA acaba por compartir su propia enciclopedia vital sobre el teatro y las relaciones humanas en una oda a la amistad. Una forma de relacionarnos. Una pieza que interroga sobre la relación amorosa que surge entre partes inusitadas, improbables, sobre las afinidades electivas y momentáneas entre elementos desiguales. La pregunta de una voz reconocible susurrada en la oscuridad.
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